EN QUE SATISFAGA UN RECELO CON LA RETORICA DEL LLANTO
Esta tarde, mi bién, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones veia
que con palabras no te persuadia,
que el corazón me vieses deseaba.
Y amor, que mis intentos ayudaba, venció lo que imposible parecia,
pues entre el llanto que el dolor vertia,
el corazón desecho destilaba.
Basta ya de rigores, mi bien, baste
no te atormenten más celos tiranos,
ni vil recelo tu quietud contraste.
Con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en el líquido humor viste y tocastes
mi corazón desecho entre tus manos.
Sor Juana Ines de la Cruz.
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